lunes, 8 de junio de 2009

"EL CERRO DEL CHIVO"

Cuentan los viejos de aquella comunidad llamada Estancia de Zamarripa del municipio de Dolores Hidalgo, Cuna de la Independencia Nacional del glorioso Estado de Guanajuato.
Que al atardecer en aquel cerro el mas grande y puntiagudo, se veia la silueta de un chivo enorme de un bramido potente que al decir de la gente retumbaba por todos los lugares aledaños, esto asustaba a todos los lugareños, por eso muy temprano de recogian y haya en el interior de cada casa se oia por hay como a las siete y media o ocho de la noche rezar el Santo Rosario y el consabido "¡gloria al Padre, gloria al hijo y gloria al Espirito Santo! "¡Por los siglos de siglos, amen! y el "¡María madre gracia y madre de misericordia!" "¡ en la vida y en la muerte, amen!".

Un buen día se armo de valor aquel hombrecillo insignificante: chaparro, flaco, flaco, flaco (que dice la gente antes de salir de su casa a diario le decia su mujer)
_ "¡No olvides las piedras "chololo" (el contestaba)
_ "¡Vete al carajo, vieja chingada, yo soy como la vara de membrillo delgada y corriosa nomas me blandeo!" (y en voz baja decia para sí) si me las cargo no. . . vaya ser que si por las dudas. . .
Pero siempre lo sorprendia, la mujer, haciendo lo mismo, y él terminaba diciendole:
_"¡Vete mucho al chivo!"
Y el unico animal que tenian por riqueza aquella familia era un "cabron" o sea una cabra macho, el cuál al oir a su "amo" decir aquellas palabras parecia que se burlaba en su bramido, ellos ni se fijaban aquel detalle, así paso el tiempo y un buen día el animal murío al igual qu el hijo unico que había tenido Eufrasia hija de aquel matrimonio, el niño se llamaba Isidoro Salazar Castañeda, llevaba los apeidos de su mamá ya que era hijo natural, los chismes de las malas lenguas de la Estancia de Zamarripa, decian que era su amante Eufrasia su propia hija.
Aquella noche, de aquel día como a las nueve de la noche se vio enfilar a Isidoro Salazar González, hacia el cerro del chivo que dista del rancho hacia el poniente kilometro y medio, quien diria que aquel hombre hiba encontrarse con su destino.
Ahí, lo esperaba aquella descumunal bestia, que al verlo frente a frente lanzo un feroz bramido y se hoyo lo siguiente:
_ ¡¡¡ BIENVENIDO PAPITO, beee, beee, beee, TE ESTADO ESPERANDO POR AÑOS, VEN VAMONOS A NUESTRO LUGAR !!!
Al momento se hoyo un grito terrorifico y desgarrador:
_ ¡¡¡¡NNNNOOOO, ME LLEEEVVVEEESSS!!!!
_ Si maistro. . . Diocito. . . le digo la verdad, como que me llamo Felipe Salazar. . . eso le paso a mi pariente, in verda y Diocito, i ñor profe, y jamás volvio a su jacal y por estos lares' se lo llevo el demoñio al mismito infierno, i ñor, ansí como se lo cuento.

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